Compases del treinta y siete al cuarenta y dos del preludio de la Suite para violonchelo n.º 1 en Sol mayor BWV 1007 de J.S.Bach en un plano cartesiano.
El intérprete dibuja un plano cartesiano. Cada cuadrante es un intervalo de tiempo de semicorchea. En cada eje desde (0,0) se establece un rango de dos octavas de escala cromática. Empieza el trazado desde la posición (fa#2)(7,0) con dirección a (la2)(0,10) cruzando el primer cuadrante; sigue a (re2)(-3,0); luego a (mi2)(0,-5) y así sucesivamente. El plano es una unidad de tiempo y son necesarios cuatro vueltas para cerrar un compás de 4/4.
Se puede apreciar la escalada de tetracordos pivotando con el pedal de dominante (re2) sobre el eje X ((0,3) y (0,-3)) como una serie de romboides consecutivos. La cumbre de la escalada es (sol3) en posición (0,20) dónde el intérprete transcribe la indicación forte tal como figura en en el pentagrama. Decide también anotar el resto de indicaciones: piano en (re2)(-3,0), crescendo en (re2)(0,3) y rallentando en (do3) (0,-13). Quedan repartidas en cada uno de los puntos del plano.
El intérprete dibuja una serie de elipses juntando los vértices de distintos romboides y conjetura con la posibilidad de un tercer eje Z de profundidad. Escribe una serie de anotaciones que resultarán a posteriori parcialmente ilegibles e incoherentes. Reincide el sintagma “no-computable” y una serie de borrones y flechas catenarias cruzan los planos. La idea acabará siendo desechada por confusa y arbitraria. El transductor ha decidido no reproducir esta parte.
En la nota final de cierre, en esa redonda con calderón, la voz del violonchelo retumba tan grave que parece volver a ser un árbol.
Compases del treinta y siete al cuarenta y dos del preludio de la Suite para violonchelo n.º 1 en Sol mayor BWV 1007 de J.S.Bach en un pentagrama.